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viernes, 15 de marzo de 2013

CAMBIO CONSTANTE

Me cansé de decirle a mis amigos y conocidos, la frase tan popular de que "lo único permanente en la vida es del cambio". Con este argumento di aliento muchas veces, en aquellos días en que era buena y hacía de escucha, ante mis amigos que me comentaban sus crisis... Ahh! Pero qué concejos más rimbombantes he dado!..Espero que hayan sido útiles.
Hoy me encuentro con que mi vida no deja de cambiar. Se presenta una decisión bastante importante para mi y tiemblo (literalmente) de miedo.
Pasé muchas noches en vela, y si dormía tenía pesadillas.
Los maestros de muchas religiones dicen que la vida se trata del desapego a todo. Venimos solos y nos vamos solos. Venimos de la fuente Dios y volvemos a ella.
Todo eso es tan lindo de escuchar, y si estás en sintonía lo sentís. Pero luego volvés a la realidad humana, que supuestamente es una ilusión,  y te das cuenta de que te sigue costando tomar ciertas decisiones.
En fin, terminaré de hacer el proceso y veré cuáles son los resultados. Detrás de todo siempre hay una enseñanza.
Supongo que estoy terminando de convertirme en un ser adulto.

sábado, 2 de febrero de 2013

Bicicleteando

Me acuerdo que tenía unos 10 años y estaba en la casa de mi amiga Kuke. Estaba en ese fondo enorme que tenían en el cual nos juntábamos los muchos nenes que éramos a jugar a la mancha barro, hacer perfumes de barro (nos gustaba mucho el barro), en algún momento jugamos con la oveja de Kuke (porque por algún motivo tuvo una), nos subíamos a ese árbol inmenso que tenían y también nos metíamos en la pileta "pelo pincho" que a veces usábamos de baño.
En fin, estaba ahí sola en el fondo con la bicicleta del hermano de Kuke: Pulingui, y quería aprender a andar. Me costó mucho tiempo, horas, pero hasta que no aprendí no paré. Qué bárbaro que fue, me sentí tan libre cuando aprendí.
La cuestión es que anduve en bici durante mi infancia y parte de mi adolescencia y después nunca más. Cosas de la vida, te quedás sin bici, no tenés plata para otra y cuando tenés la plata te da cosa usarla en una localidad en la cual parece que las roban mucho.
En fin, al cumplir 29 años y a meses de vivir en San Vicente, me regalan una bici, y qué feliz que soy!!!
Con mi pareja solemos salir a andar los fines de semana, y bicicleteamos por los campos del lugar, conocemos lugares nuevos y calmamos el stress de la semana.
Mi amiga Kuke siempre se manejó en bici por todas partes, tiene unas patas de fierro y también mi amiga Pili, que es profesora de gimnasia y siempre anda con su vida sana. Y yo siempre las admiré, pero me daba miedo andar por avenidas y lugares muy concurridos, porque a veces los autos te pasan por encima.
La verdad es que si se pueden dar la oportunidad de tener una bici y usarla, háganlo. Vale la pena. Uno se siente pendejo de vuelta y además es un ejercicio bastante completo.
A mi, que no tengo tiempo de ir al gimnasio y supongo que tampoco tengo ganas si no el tiempo en realidad me lo haría, no sé si me salvó la vida, pero de alguna forma despertó una vitalidad que pensé que estaba muerta y al final solamente estaba dormida.

Los desubicadas de siempre

Estoy en el tren muerta de calor, sentada por suerte, así se me pegan un poco más las piernas al asiento. Repentinamente siento una molestia en la pierna; es el bolso de la señora que está sentada al lado mío y que de a poco se me clava en la pierna derecha.
Después de una estación de reflexión le digo: "Señora, ¿podrá mover el bolso que me está lastimando?"  Me mira, no me dice nada, pero mueve el bolso, enculada, y sigue ojeando su revista Utilísima.
Luego de un breve lapso, ocurre lo mismo, el bolso me vuelve a lastimar. Termino siendo vengativa y tiro mi mochila, que es enorme, encima del bolso de la señora, lo cual parece ser muy efectivo, ya que al cabo de un tiempo termina corriendo su bolso y separándose un poco de mi.

Otro caso. Estoy saliendo del tren y siento que me empujan, con tanta fuerza que siento como si unos soldados estuvieran sosteniendo un tronco para derriBar la puerta del castillo. La miro y le grito:" ¡Me estoy bajando yo también!". Resultado: Se ofende.

Tercer caso, estoy en la parada del colectivo y soy la primera en la fila, o eso pienso yo, ya que de a poco van llegando unas señoras que parecen ser las porteras de algún colegio o algo así, y no importa que lleguen últimas a la fila, ellas se toman muy a pecho el dicho "los últimos serán los primeros", porque se suben siempre primeras.
Y un día me cansé y les hice notar que tenían que respetar la fila, pero me dieron a entender que mi idea de una fila era un pensamiento abstracto y que nada de eso existía. Me fui indignada de la parada.

¿A que voy con esto? A que me tienen cansada las viejas que salen por Crónica TV o algún noticiero pidiendo justicia y respeto y al final, tiene una pequeña porción de "soretes" en ellas mismas. 
No digo que sean malas personas, pero son desubicadas. Seguro se las dan de señoras perfectas a lo China Zorrilla en Esperando la Carroza, católicas apostólicas y romanas, pero en el fondo chusmas y mala leche.

Yo también tengo defectos y muchos, pero es mi espacio y se me da por criticar a otros.